contigo nos han visitado

Puede este betis conseguir el ascenso?

viernes, 26 de marzo de 2010

Año 2034

Antes de todo quiero aclarar que el verdadero autor del texto es reecontrabetico , un betico fiel al que le agradezco que nos permita exponer su gran texto cargado de sentimiento .Gracias recontra , beticos como tu hacen este sentimiento posible .



Relato publicado en Betisweb hace exáctamente dos años.

Álvaro tiene prisa por terminar su trabajo. Como ingeniero instalador de placas fotovoltaicas tiene poco tiempo para dedicarlo a su familia, pues la demanda es grande y gracias a ella Sevilla está a punto de convertirse junto a Barcelona, Los Ángeles y Roma en una de las primeras ciudades autosuficientes en energía eléctrica.

Ha sido otro día duro, un empleado ha sido padre y han tenido que apretar para terminar el trabajo antes y visitar al nuevo chaval. Un compañero, en video3d ha conseguido que le hagan el carné de abonado del Betis y un envío flash lo ha traído al hospital para cuando le han visitado. El niño se llamará Rafael, como un jugador que el abuelo siempre hablaba que no saldrá otro igual.

Vuelve a casa en el metro de levitación magnética. En cinco minutos le deja en la estación de Dos Hermanas, donde un desplazador móvil lo espera para llegar a casa. Sabe que su hijo, Manuel, está inquieto. Hoy irán a ver el museo del Real Betis Balompié.

Llega a casa y se abre la puerta, deja las cosas del trabajo en el armario de la entrada y come algo ya preparado. Su hijo le recibe con la nueva equipación del Betis, es una edición actualizada de una que causó sensación el año del centenario, casi treinta años para atrás y que se ha reeditado.

Manuel, Manolillo, lleva días esperando que su padre lo lleve al museo. En tetranet puede verlo sin problemas gracias a las visitas virtuales que le concede su abono. Pero él quiere ver todo, tetranet sólo ofrece una visita corta pero preciosa. Ha hecho los deberes rápidamente, y hoy se saltará el entrenamiento en su club, el Bellavista, donde jugó su padre y su abuelo y que siendo modesto a él le encanta, con ese campito de hierba artificial tan bonito y coqueto.

Álvaro ya ha descansado gracias al aparato de ducha que instaló en casa y que además de la higiene procura un completo sistema de relajación y cuidado. Ha sido la mejor inversión desde que compró las entradas para la semifinal de la Champions que jugó el Betis con el Manchester.

Juntos se desplazan en el móvil que con suavidad les lleva a la estación del metro y les deja en el Heliópolis Estadium, un complejo multiusos donde siempre entran con una sonrisa. Tiendas de todo tipo les esperan, un apartado de juegos multimedia que a Manolillo le vuelve loco pero que hoy no le hace caso porque van a ver el museo, un espacio enorme en la barriga del estadio, en sus entrañas, donde antes había un aparcamientos para vehículos de combustión interna. Se remodeló y ahora es uno de los santuarios para todo bético. miles de metros cuadrados que son el orgullo de los béticos.

Como abonados la entrada es gratuita, además tienen descuentos en todas las tiendas y otras comodidades. La entrada es a través de las galerías comerciales. Manolillo no puede más, corre a la entrada con toda las fuerzas de sus 6 años. Después del museo comerán algo en el balcón cafetería, donde pueden contemplar el estadio en toda su amplitud y se irán a su sitio en el campo. A Manolillo todavía le divierte un partido que su padre, Álvaro, vivió con su tío allá en gol norte, cuando no había cubierta y que se empaparon hasta el tuétano. Era contra el Zaragoza y por lo visto se perdió. Jajaja, mojarse...

La entrada la preside una foto de Papa Jones, Manolillo sabe quien es porque ha leído muchas veces una enciclopedia vieja que hay en casa de un señor que se llamaba Manuel Carmona, como él. Los videolibros multimedia no le parecen tan emocionantes como cuando se sumerge en la lectura de ese papel que tantas veces ha pasado sus páginas. Incluso la posterior ampliación de la enciclopedia no le parece tan emocionante como esa que guarda en su cuarto con mucho cariño.

Entramos y nos encontramos una mesa antigua, Manolillo la reconoce al instante, ahí se firmó la unión del Betis con el Sevilla Balompié. Su padre le ha contado lo importante que fue ese momento en la historia bética. Un pasillo contiene todas las fotos de todos los jugadores del Real Betis a lo largo de su historia. Es amplio y bien iluminado, más de cien años tienen muchas imágenes. Si tocas sobre las imágenes, un láser muestra suspendida una pequeña biografía del jugador. Al final aparecen los entrenadores. Tras pasar el pasillo, aparecen los útiles que desde tiempo inmemorial utilizaban los jugadores, técnicos, empleados o incluso de los presidentes de la entidad. Siempre le asombra ver los balones de cuero grueso y marrón que tenían esa costura para evitar que se saliese la bola de caucho. Siempre se paraba ante la vitrina e intentaba imaginar un partido de esos de principios del siglo XX.

Su padre le apremia porque aún hay mucho por ver. Otro pasillo está dedicado a la afición. Aparecen personajes que marcaron historia por su sabiduría y saber estar. Por su contribución callada y altruista al Betis, por su trabajo y por su pasión. Alcaldes, profesores, políticos de renombre, trabajadores, nobles y empleados, gentes de toda condición que formaron poquito a poco un equipo que pervive a su propia historia, como siempre le dice su padre.

Llegan a una sala parcialmente iluminada que muestra las imágenes e historia de todos los presidentes del Real Betis, desde el primero hasta el último que ha dejado el cargo. El actual aparece a la entrada dando la bienvenida. Qué diferencia, qué simpático ver cómo vestían a principios del siglo XX e incluso del XXI. El padre las distintas convulsiones que se produjeron durante el tiempo de vida del Real Betis, la última, la más cercana fue la derogación de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas en la segunda década de este siglo gracias a la iniciativa de los pequeños accionistas y socios que consiguieron que el poder político crease esta ley que ayudase a salir de una situación que hizo que muchos clubes históricos lo pasaran muy mal, algunos incluso desaparecieron.

- Hoy disfrutamos de los beneficios de esa ley, y nuestro presidente lo hemos elegido los Béticos. No siempre fue así, y bueno, tampoco los béticos se han quedado parados, han sido siempre almas inquietas y bueno, aquí tienes todas la peñas y asociaciones que conviven en el Real Betis -le dijo a su hijo-.

En la sala contigua a la de los presidentes más de mil peñas se agrupan en un conjunto de monolitos de forma exquisita donde aparecen por orden de creación. Hay peñas hasta en Japón, y vienen varias veces al año en el extratoreactor para algún partido importante. Da gusto ver allí el “mucho beti” o cantando unas sevillanas muy antiguas, pero que se escuchan muy a menudo, esas de Presos de tus trece barras.

El sonido ambiente es una música al piano de las creaciones sobre el Betis de la última década. Muchos artistas se inspiran nada más pensar en el escudo de las trece barras. Continúan por la sala de recuerdos, que contiene desde colecciones de entradas y carteles hasta objetos de valor incalculable para sus dueños y llegan a la sala del Betis actual, con sus medios de transporte que son la envidia de todos, explicando las continuas mejoras que se les hacen a las instalaciones. La última es ese doble campo, uno encima del otro, en la ciudad deportiva. Un edificio majestuoso que incluye tantos adelantos que a veces parece que los futbolistas no tienen ni que entrenar. Han reabierto una cafetería en la que se reunen los béticos jubilados para ver entrenar al equipo desde un sitio acristalado y cómodo. Nuestro campo es más o menos moderno, tiene quince años y fue diseñado para que fuese modular, de forma que no sólo comprendiese la práctica del fútbol, sino otras muchas disciplinas. Eso ha hecho que nuestras instalaciones sean siempre tenidas en cuenta por todo el mundo.

Una puerta acristalada nos permite pasar por un patio que tiene en medio un obelisco enorme que parece que rompe el suelo y se eleva sobre el nivel del suelo. En él están cincelados los nombres de todos los béticos que han querido y demostrado ser béticos. Tiene a su alrededor un elevador que permite, poniendo el nombre en un teclado, llevarte directamente a donde deseas. Este monolito, además está pensado para ir añadiéndole nuevos anillos. De hecho, cada cinco años se introduce un nuevo anillo en una ceremonia muy entrañable. Es un sitio sagrado para los béticos, que van con un papel muy fino a calcar con lápiz el nombre propio o el de un familiar que ya no está con nosotros. A Manolillo le gusta mucho calcar el de su padre.

La última sala es la sala de trofeos. Un sitio magnífico, donde en un lugar destacado aparecen las importantes, europeas y españolas. Están en el centro bañadas por una luz casi mágica. Alrededor, en una sala circular se muestran el resto de copas, todas las que el club en todas sus categorías ha podido conseguir. Esta sala ha sido remodelada desde la última vez que la visitaron, pues hay muchas más copas restauradas por el club y algunas que pertenecían a particulares por muchas cuestiones de la vida.

En esa sala es donde suelen concentrarse más béticos, donde más imágenes suelen sacarse, aunque ya no hay aquellos flashes que te dejaban ciego. Las cámaras funcionan a cualquier luminosidad, y Manolillo se asombra cuando su padre le cuenta que soltaban un chorreón de luz durante los disparos. Cuentos de carrozas, se decía.

El niño corría de un lado a otro mirando el plateado, el dorado de los trofeos, leía de dónde procedían, Sudamérica, Europa, España, Carranza, qué grande, bonitas carabelas... y corría por todos lados divertido. En momento se dió cuenta que su padre estaba parado, en cuclillas, delante de una vitrina, se acercó algo asustado. Su padre siempre le parecía el hombre más fuerte del mundo. Llegó hasta él y lo vió apoyado en la vitrina señalando una pequeña copa y llorando...

Se asustó mucho, se abrazó a él y empezó a llorar.

- No hijo, no me pasa nada, estoy bien, estoy muy bien...

- Papá, y por qué lloras???

- Porque esa copa, esa pequeñita que está ahí abajo la gané yo, la ganó mi equipo casi cuando teníamos tu edad. Por eso lloro, porque si bien las copas de europa y de la liga son muy importantes, ésta, pequeñita, es para mí también muy importante, y mírala, ahí puesta, junto a la foto del equipo, qué grandes.

El niño se fijó en su padre con treinta años menos, orgulloso, vestido con las trece barras, en un equipo de niños que ese día tocaron la gloria. Y agarró fuerte la mano de su padre, y juntos salieron como muchos otros béticos de ese museo, con las lágrimas de emoción contenida...

Atrás quedó la copa a la que se refería Álvaro, era la Copa de Campeones de Andalucía de Benjamines del 2004, allí estaba, con tantas y tantas otras, pero esa era especial, especial para Álvaro. Y allí estaba, en el museo del Real Betis Balompié, un museo hecho de muchas piezas, y eso era lo especial, que estaba hecho de Betis.

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